Cuando nos planteamos acometer una inversión en nuestra empresa debemos tener claro si podremos hacer frente a la misma y el plazo en que recuperaremos dicha inversión. Es decir, si tendremos liquidez o tesorería para hacer frente al pago. Para solventar esta duda existe una variable muy utilizada por los economistas: el cash-flow.

 Cálculo del Cash- Flow

El cash-flow es el flujo de efectivo o dinero de una empresa. Es decir, cobros menos pagos, la liquidez que tienes, la capacidad teórica de generar dinero.

Si lo asimilamos a una economía domestica, podríamos poner el siguiente ejemplo: tienes 20€ durante un día entero, pero tienes que hacer frente a gastos de transporte (2€), almorzar fuera (10€) y comprar alguna cosa (6€). Al final del día tienes un superávit de 2€. Por tanto tu cash-flow seria de 2€.

En el mundo empresarial este término se complica un poco. No es lo mismo Contabilidad que Caja. Podríamos igualarlo a laTesorería si todos nuestros cobros y nuestros pagos fueran al contado, y todos los gastos supusieran salidas reales de dinero…pero lo normal es que esto no ocurra así, por eso hablarnos de capacidad “teórica” de generar dinero.

Según la información de la que dispongamos, tenemos dos opciones para calcularlo:

  1. Si disponemos de un presupuesto de tesorería, la fórmula sería la siguiente:

Cash-Flow = Saldo inicial de tesorería + Cobros – Pagos

Esta fórmula es relativamente sencilla, compuesta por el saldo inicial de tesorería, mas los cobros (entradas de dinero como pueden ser cobros de clientes, cobro por la venta de algún activo…), menos los pagos (salidas de dinero, por ejemplo, los pagos a proveedores, pagos de nóminas, pago por la compra de algún activo…).

  1. Si disponemos de las cuentas de la empresa, la formula sería la siguiente:

Cash-Flow = Resultado ejercicio + Amortización + Provisión

No nos vale con saber el beneficio obtenido por la empresa. En este caso, deberemos ver el flujo real del dinero, es decir, los ingresos y los gastos que suponen entrada o salida de efectivo. Así, al Resultado del ejercicio debemos sumarle los gastos (que hemos restado anteriormente a los ingresos para alcanzar el resultado) que no supongan salida real de efectivo. La amortización es un gasto, pero tan solo es un gasto contable, no es necesario hacer ningún pago. Lo mismo ocurre con las provisiones, son gastos que no suponen pagos, no merma nuestra tesorería.

¿Cómo interpretar el Cash-Flow?

El dato del cash-flow nos da información sobre la “salud” de nuestra empresa y su capacidad para acometer una inversión, su capacidad para endeudarse, para atender los pagos…ya que nos indica la capacidad de generar tesorería.

Un cash flow positivo nos dice hasta que nivel podemos hacer frente a nuestros pagos, y como afectaría una inversión en este dato, o si podemos endeudarnos para financiar esta inversión.

 Otro dato relevante: Plazo para rentabilizar la inversión.

La inversión que estaríamos pensando acometer (ya sea una maquina de impresión, compra de un local, proyecto…) tiene una vida útil. Esta vida útil debe ser superior al número de años que tardaríamos en recuperar la inversión para que sea un proyecto rentable.

Si comparamos el coste de esta inversión entre el cash flow nos indica el número de años que tardaríamos en recuperar el gasto necesario y comenzaríamos a rentabilizar dicha compra. Es decir:

Nº años recuperar la inversión = Gasto inversión / Cash-Flow

Ejemplo: Si la compra de una maquinaria necesaria para la impresión de álbumes de fotos digitales cuesta 1.000€, y el cash-flow que genera esta máquina es 100€, vamos a tardar 10 años en recuperar la inversión…la pregunta que deberíamos hacernos es , ¿la vida útil de la maquinaria es superior a 10 años?. En caso contrario deberemos pensar en comprarnos una maquinaria más barata o pensar otra forma de adquirirla (ya sea renting, segunda mano…).

Conclusión

Previamente a realizar cualquier inversión, deberemos analizar primero si nuestra empresa es capaz de generar liquidez, si podemos hacer frente a mayores pagos de los que ya tenemos, y si la inversión se rentabiliza a un plazo menor a su vida útil. Aunque no tengamos todos los datos exactos, siempre es preferible realizar unos cálculos mínimos antes de embarcarnos en un proyecto que puede que no podamos asumir o puede que no sea rentable.

Aiora Andueza Serradilla

Licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Sevilla. Máster en Dirección Económica-Financiera por el Centro de Estudios Financieros CEF. Analista de riesgo en Novagalicia Banco. Responsable de finanzas de Foro Marketing Sevilla.